Tal como publican a día de hoy varios medios mexicanos, la Secretaria de Relaciones Exteriores ha estimado el coste de la epidemia en un 1% del PIB. Como suele suceder, una cifra nunca es el reflejo de la realidad, ni siquiera se le aproxima. Por si puede servir un poco más, aquí va una crónica que escribí hace una semana para La Voz de Galicia.
“Desde las cuatro de la mañana y sólo 120 pesos. No más hasta 400…¡Imagínese!” El hartazgo de Jorge Nieto, taxista en el DF, es sincero. El equivalente a 25 euros es su objetivo diario desde que comenzó la alerta por la gripe para este hombre ya sexagenario. Trabajó el viernes 1 de mayo y el fin de semana. “Para nada”, comenta. Su mujer no salió de casa. Pero este lunes, sí que parece moverse algo en la capital de México. La información más reciente ofrecida por la Secretaría de Salud del Gobierno Federal señala que la extensión del brote de influenza humana o gripe AH1N1, parece estabilizarse. Durante los cuatro últimos días, no ha habido ningún fallecimiento en el Distrito Federal y las últimas cifras señalan 727 afectados, de los cuales sólo 26 habrían fallecido. Con esta escena, como si un huracán invisible hubiera asolado el país durante la última semana, toca hacer recuento de las consecuencias. Tal vez sea pronto, pues las advertencias no decaen. No en vano, México continúa siendo el país con más casos en esta crisis epidemiológica y todavía se está en el cuarto día de los cinco recomendados por el presidente para no salir de casa. Y los mexicanos, que ya comenzaron a saltarse la exhortación presidencial de forma leve durante el fin de semana, empiezan a dar señales de actividad de nuevo.
“¿Qué vamos a hacer, si no?”, pregunta Virginia, una joven cubierta con tapabocas que atiende una taquería cercana al metro Chapultepec. Son miles los restaurantes, cocinas económicas y puestos de comida cerrados o en niveles de mínima actividad desde el martes de la semana pasada. Sólo pueden vender comida para llevar. Si tal como parece, la situación se estabiliza, volverán a atender a su clientela de forma controlada a partir del próximo miércoles. De los cines, teatros o discotecas, el Gobierno del DF no da una fecha de apertura. Sobre las clases en las escuelas y universidades, competencia del Gobierno Federal, todo parece indicar que habrá un regreso escalonado. Se iniciará con los más mayores el jueves 7 de mayo y continuará con la primaria en la semana siguiente.
Las largas filas de los puestos de prevención del virus han comenzado a desaparecer y en su lugar aparecen otras nuevas, como la del Monte de Piedad de la calle 6 de septiembre, en pleno Centro Histórico del DF, donde centenares de personas esperan su turno para empeñar alguna alhaja. Muchos ya, sin tapabocas. “Le va a pegar duro”, asiente Ramón, agente de Bolsa que apura un cigarrillo junto al edificio de la Bolsa mexicana en pleno Paseo de la Reforma. Se estima que la recesión de México, ya grave por la crisis económica mundial, podría ser de casi un punto más en el PIB a causa del virus. En los medios y en la calle, ya hay voces que demandan al Gobierno una campaña para recuperar la imagen de México. Jorge Nieto, en su taxi, con tapabocas y guantes por decreto gubernamental (la multa es de 25.000 pesos), lo deja claro: “Más que al virus, yo a lo que le tengo miedo es al hambre”.